En este post trataremos el tema de la seguridad alimentaria de los insectos, un tema que todo insecticultor debe conocer y dominar.
La insecticultura ya está siendo legislada en el marco de la UE. Hasta hace poco, el mercado de los insectos solo estaba enfocado a la alimentación de animales exóticos, por lo que no estaban restringidos por ninguna norma alimentaria. Sin embargo, ante el escenario del consumo de insectos por parte de los humanos, emerge la necesidad de regular los métodos de cría y procesado de insectos y su comercialización para que la salud de las personas no se vea comprometida.
Regulación europea sobre seguridad alimentaria de los insectos
El Reglamento UE 2283/2015 fue pionero en regular los insectos como alimento para personas. Hay que resaltar que la Comisión Europea encomendó a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que elaborase un documento acerca de los riesgos que puede suponer el consumo de insectos para la salud; y esta declaró que serían necesarios más estudios intensivos sobre los posibles riesgos, tanto alérgicos como medioambientales.
De cualquier modo, toda futura regulación en este ámbito, deberá ser acorde al Reglamento CE 178/2002, en el que se establecen las bases y requisitos de seguridad alimentaria.
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La situación en España del consumo de insectos para humanos
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), en el mismo sentido que EFSA, dictó a finales de 2018 una nota en la que explicaba la situación de España respecto a los insectos de consumo humano.
Podríamos definir este informe como la base sobre la que desarrollar futuras normativas sobre la entomofagia -consumo de insectos por humanos-. Primeramente, otorga una lista de insectos que podrían ser aptos para alimento humano. Entre ellos, podemos encontrar grillos, escarabajos, polillas, moscas y langostas.
AECOSAN también alega por los beneficios que genera la insecticultura frente a la ganadería tradicional, como es una menor contaminación, reducción de costes, escasa generación de residuos y un bajo consumo de agua; así como la proteína de mayor calidad producida.
Formatos de venta de insectos permitidos
A su vez en el mismo informe se detallan las diferentes formas de venta de insectos: “ser enteros, en polvo o pasta, o como extractos de proteínas, grasas o quitina”. También se desarrollan los riesgos que pueden suponer para la salud en el caso de su incorrecta manipulación, como por ejemplo la contaminación de hongos, bacterias, parásitos, así como riegos de generar alergias.
AECOSAN afirma que “en la Unión Europea el sector dedicado a insectos comestibles, como cualquier otro sector alimentario, debe cumplir con un conjunto de requisitos higiénicos obligatorios establecidos en los Reglamentos 852/2004 (UE, 2004a) y 853/2004 (UE, 2004b), dentro de los cuales se encuentra el de elaborar, aplicar y mantener un procedimiento basado en los principios del sistema de Análisis de Peligros y Puntos de Control Crítico (APPCC). Asimismo, debe satisfacer las exigencias que en materia de trazabilidad impone el Reglamento (CE) Nº 178/2002 (UE, 2002). Para ello es relevante la elaboración de Guías de Prácticas Correctas de Higiene que ayuden al sector a comprender mejor las normas comunitarias relativas a la higiene de los alimentos, y aplicarlas de manera correcta y uniforme, así como Guías para la Aplicación de los Principios del Sistema APPCC, que orienten al sector a la hora de aplicar este sistema teniendo en cuenta la naturaleza y características propias del mismo.” (todo entre comillas)
Esta sería la hoja de ruta para las granjas, procesadoras y comercializadoras de insectos destinados a la alimentación humana.
También, debemos destacar que en dicho informe también se da una guía de buenas prácticas en el ámbito doméstico.
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Al igual que sucede a nivel europeo, a nivel estatal, cualquier regulación futura en materia de insectos deberá cumplir con la Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición.
Como conclusión, podemos decir que la revolución de la insecticultura es imparable, y que cada vez surgirá una legislación más pormenorizada de la cría, procesado, comercialización y consumo de insectos.
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